Sin paraiso
Tres llamadas desde una vana esperanza. Los
20 inmigrantes de la barca que afirman que
estuvo dos semanas a la deriva contactaron
tres veces con el 112, pero no pudieron precisar su localización. ¡“Aló, aló, help us!. ¡helicopter, helicopter...!.
“Teníamos la esperanza de que siguieran bajo la misma cobertura del momento en que la transmisión se cortaba, pero no era así”. “La comunicación con las pateras siempre es muy complicada”... (El País a 22-02-03).
Este texto rezaba impreso a un lado del espacio donde se realizaba la performance, durante 30 segundos, sonó en tres ocasiones un móvil dentro de una de las bolsas mortuorias. Durante 20 minutos muy intensos el silencio solo fue interrumpido por el sonido telefónico. Mientras, varios colaboradores le pegaban el muñequito de inocente a los asistentes sin que estos se percatasen, entretanto, en el interior de las bolsas el aire se viciaba y se respiraba con mucha dificultad. Esta performance pretendía con humildad provocar una reflexión ante la indiferencia adquirida por el exceso de información mediatica que convierte las tragedias en anécdotas y las realidades en caricaturas de nuestra existencia.
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2003
(Performance) con Silvia Antolín , para el 1º
Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo
Naturaleza y Coexistencia, Esles, Cantabria.
Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo
Naturaleza y Coexistencia, Esles, Cantabria.
España.
Tres llamadas desde una vana esperanza. Los
20 inmigrantes de la barca que afirman que
estuvo dos semanas a la deriva contactaron
tres veces con el 112, pero no pudieron precisar su localización. ¡“Aló, aló, help us!. ¡helicopter, helicopter...!.
“Teníamos la esperanza de que siguieran bajo la misma cobertura del momento en que la transmisión se cortaba, pero no era así”. “La comunicación con las pateras siempre es muy complicada”... (El País a 22-02-03).
Este texto rezaba impreso a un lado del espacio donde se realizaba la performance, durante 30 segundos, sonó en tres ocasiones un móvil dentro de una de las bolsas mortuorias. Durante 20 minutos muy intensos el silencio solo fue interrumpido por el sonido telefónico. Mientras, varios colaboradores le pegaban el muñequito de inocente a los asistentes sin que estos se percatasen, entretanto, en el interior de las bolsas el aire se viciaba y se respiraba con mucha dificultad. Esta performance pretendía con humildad provocar una reflexión ante la indiferencia adquirida por el exceso de información mediatica que convierte las tragedias en anécdotas y las realidades en caricaturas de nuestra existencia.
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